miércoles, 26 de septiembre de 2018

Crítica de 12 Valientes


12 Valientes de Nicolai Fuglsig

Cuando vemos una película de guerra nos exponemos a dos cosas: patriotismo y testosterona. En ocasiones, el fallo no está en la película, está en la audiencia, que espera ver algo diferente. Lo cierto es que si hablamos de guerra lo único que importa es hablar de la misma guerra y de retratarla como lo que es: una puñetera guerra. Y en una guerra hay historias de valientes y de cobardes. Y con ello no digo que ambas cosas sean buenas o malas. La historia, para bien o para mal, se escribe en este sentido.

Esta historia, como bien indica el título es una historia de valientes, de 12 valientes. Si, con todo el artificio de Hollywood. Si, con todo el patriotismo de Hollywood. Si, con toda la testosterona de Hollywood. Y si, con el vigésimo intento de Elsa Pataky de jugar a ser actriz.

Pero no lo olvidemos, la realidad siempre supera a la ficción, y la ficción no es más que la caricatura de lo que ocurrió a finales de 2001 en el norte de Afganistán. Imaginad, facciones por doquier, intereses por doquier, muertes a miles... y entonces llega el tío Sam. Cierto es que con mucho artificio y mucha aura conspirativa a su alrededor (bombas de destrucción masiva y etc.). Pero el tío Sam llega y la guerra comienza, con 12 valientes en una misión suicida que bien hubieran planteado los espartanos.

Épico. Es cierto que Hollywood lo arma de una gran pompa. Pero, ¿no es la épica y la gloria lo que construye a las naciones? Es cierto, la película se aleja del canon actual más humano y personal, que no dudo que sea interesante y en ocasiones muy consumible (véase La delgada línea roja, entre otras), pero cuando uno va a ver una película de guerra lo que quiere ver es un infierno de balas y de sensaciones contrapuestas. Y si encima hay una historia por detrás con tintas épicos. El director asegura y triunfa.

En cuanto a los actores, tenemos al Cid Campeador de nuestro tiempo, también llamado Thor o Chris Hemsworth, su pseudónimo. Un tipo que ha nacido para encarnar a todo tipo de héroes impertérritos y perfectos. Aunque está claro que el aura de Thor es muy difícil que se la quite. Los demás no pasan de meros secundarios, muy secundarios.

La guerra ha evolucionado mucho desde que peleábamos con piedras. Todo es diferente, los métodos y la estrategia. Pero lo que no cambia es su sentido. Defender a los tuyos y a una patria, con la vida si hace falta.

¿Tiene sentido? Esa es la cuestión.

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